Ha sido mejor esperar unos días para hablar sobre la última ocurrencia de Caperos para zaherir y vejar una vez más a los concejales del PP, con el fin de que estas palabras fueran más reflexivas y menos viscerales.
Los hechos son los siguientes: El pasado miércoles 25, a las 3 de la tarde los concejales del PP recibimos convocatoria para Pleno Extraordinario que se celebraría el sábado 28 a las 12:30. Obviamente el Ayuntamiento ya estaba cerrado. El jueves 26, festividad de San Vitores pero día laborable en Casalarreina, acudimos al Ayuntamiento para ver los papeles del pleno, pero curiosamente y sin que nadie hubiera avisado de nada, estaba cerrado a cal y canto y “alguien” sin duda el Alcalde, había dado fiesta por su cuenta y riesgo a los empleados de las oficinas.
Total, y como siempre, otra artimaña artera de Caperos para retorcer los reglamentos y las leyes a su antojo, impidiendo en la práctica que dispusiéramos de los dos días mínimo que dice la Ley que tenemos para revisar el pleno, siempre con el objetivo de entorpecer nuestra labor. A esto podemos añadir que ahora en Septiembre tenemos Pleno Ordinario y que no hace falta uno Extraordinario. A todo esto podemos añadir que ninguno de los asuntos incluidos en el orden del día era urgente. A todo esto podemos añadir que de nuevo no se proporcionaron las fotocopias que pedimos (4 folios para ser exactos, que el trabajo de 4 personas en las oficinas municipales toda la mañana del viernes no da para hacer 4 fotocopias claro, o quizás exista una prohibición expresa del Alcalde)
Todo esto, con ser grave, no es lo más escandaloso de todo, lo peor es la propia convocatoria, el día y hora en que como era sabido por todos, por supuesto también por Caperos, se casaba Laura, hija de Blanqui, concejal del PP. La decisión personal del Alcalde, convocante de ese pleno con la aquiescencia de todos los ediles socialistas (dos de ellos también invitados a la ceremonia) no es más que una nueva demostración de la ausencia de moral, del carácter dictatorial, de sus profundas creencias antidemocráticas y de los complejos de todo tipo que adornan la figura del Alcalde, y que aplauden a rabiar sus adláteres, incluidos los concejales socialistas invitados a la boda.
A nadie en su sano juicio se le ocurre inventarse un pleno a la misma hora de la ceremonia para evitar la presencia de los concejales electos en el mismo. A nadie con una estabilidad suficiente en su personalidad se le ocurre intentar ofender a una madre y también concejala, de esta manera tan rastrera y mezquina. A nadie que no esté acomplejado hasta la médula por su indigencia intelectual, por su falta de ética y por su ausencia absoluta de moral se le ocurre buscar, con esta forma ruin, la vejación de los concejales que han sido elegidos por los vecinos de Casalarreina en un proceso democrático.
Bueno a alguien si, y ya lo hemos visto de forma repetida, pero esta vez ha sobrepasado todos los límites de la decencia y del respeto. Alguien que actúa de esta forma dictatorial y totalitaria de forma repetida, pero que llega a niveles de bajeza moral como estos, solamente se merece el desprecio absoluto de todos nosotros.
Tras estos hechos, no nos sentimos con fuerzas suficientes como para acompañar al Alcalde y a los concejales que respaldan esas decisiones amorales en la comitiva oficial a la misa de San Vitores. Asistimos a la celebración eclesiástica por nuestra cuenta, pero no participamos en el ejercicio hipócrita de todos estos que solamente quieren figurar mientras se dedican a la puñalada trapera por la espalda.
Quien no es capaz de respetar a sus propios vecinos no merece el respeto de nadie.
Los hechos son los siguientes: El pasado miércoles 25, a las 3 de la tarde los concejales del PP recibimos convocatoria para Pleno Extraordinario que se celebraría el sábado 28 a las 12:30. Obviamente el Ayuntamiento ya estaba cerrado. El jueves 26, festividad de San Vitores pero día laborable en Casalarreina, acudimos al Ayuntamiento para ver los papeles del pleno, pero curiosamente y sin que nadie hubiera avisado de nada, estaba cerrado a cal y canto y “alguien” sin duda el Alcalde, había dado fiesta por su cuenta y riesgo a los empleados de las oficinas.
Total, y como siempre, otra artimaña artera de Caperos para retorcer los reglamentos y las leyes a su antojo, impidiendo en la práctica que dispusiéramos de los dos días mínimo que dice la Ley que tenemos para revisar el pleno, siempre con el objetivo de entorpecer nuestra labor. A esto podemos añadir que ahora en Septiembre tenemos Pleno Ordinario y que no hace falta uno Extraordinario. A todo esto podemos añadir que ninguno de los asuntos incluidos en el orden del día era urgente. A todo esto podemos añadir que de nuevo no se proporcionaron las fotocopias que pedimos (4 folios para ser exactos, que el trabajo de 4 personas en las oficinas municipales toda la mañana del viernes no da para hacer 4 fotocopias claro, o quizás exista una prohibición expresa del Alcalde)
Todo esto, con ser grave, no es lo más escandaloso de todo, lo peor es la propia convocatoria, el día y hora en que como era sabido por todos, por supuesto también por Caperos, se casaba Laura, hija de Blanqui, concejal del PP. La decisión personal del Alcalde, convocante de ese pleno con la aquiescencia de todos los ediles socialistas (dos de ellos también invitados a la ceremonia) no es más que una nueva demostración de la ausencia de moral, del carácter dictatorial, de sus profundas creencias antidemocráticas y de los complejos de todo tipo que adornan la figura del Alcalde, y que aplauden a rabiar sus adláteres, incluidos los concejales socialistas invitados a la boda.
A nadie en su sano juicio se le ocurre inventarse un pleno a la misma hora de la ceremonia para evitar la presencia de los concejales electos en el mismo. A nadie con una estabilidad suficiente en su personalidad se le ocurre intentar ofender a una madre y también concejala, de esta manera tan rastrera y mezquina. A nadie que no esté acomplejado hasta la médula por su indigencia intelectual, por su falta de ética y por su ausencia absoluta de moral se le ocurre buscar, con esta forma ruin, la vejación de los concejales que han sido elegidos por los vecinos de Casalarreina en un proceso democrático.
Bueno a alguien si, y ya lo hemos visto de forma repetida, pero esta vez ha sobrepasado todos los límites de la decencia y del respeto. Alguien que actúa de esta forma dictatorial y totalitaria de forma repetida, pero que llega a niveles de bajeza moral como estos, solamente se merece el desprecio absoluto de todos nosotros.
Tras estos hechos, no nos sentimos con fuerzas suficientes como para acompañar al Alcalde y a los concejales que respaldan esas decisiones amorales en la comitiva oficial a la misa de San Vitores. Asistimos a la celebración eclesiástica por nuestra cuenta, pero no participamos en el ejercicio hipócrita de todos estos que solamente quieren figurar mientras se dedican a la puñalada trapera por la espalda.
Quien no es capaz de respetar a sus propios vecinos no merece el respeto de nadie.